Mary Shelley
Mary Shelley
En el oscuro verano de 1816, se reunieron
Lord Byron y su médico, el Dr. Polidori, con el poeta Percy Shelley,
Mary Godwin (la futura esposa de Percy) y Claire (la hermanastra de
Mary), junto al lago de Ginebra.
Hacía un frío que pelaba. Bramaban rayos y
truenos, y de algún modo, su electricidad se apoderó de las
conversaciones nocturnas alrededor de la chimenea.
Hablaban de esas teorías científicas que
pretendían devolver la vida a los muertos con una descarga eléctrica,
divagaban sobre los autónomas (los antecesores de los robots) y se
obsesionaron con las historias alemanas de fantasmas.
Una noche, frente a los chasquidos del fuego, Lord Byron retó a sus amigos:
—Cada uno escribirá un cuento de fantasmas.
Días después, al meterse en la cama, Mary
no podía dormir. Cerró los ojos y de pronto vio al «horrendo fantasma
de un hombre extendido y entonces, bajo el poder de una enorme fuerza,
aquello mostró signos de vida, y se agitó con un torpe, casi vital,
movimiento», según contó en el prólogo de Frankenstein o el Moderno
Prometeo.
Dos años después, con sólo 20 años, Mary
Shelley publicó de forma anónima el relato de terror que apareció
aquella noche sobre su almohada.
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